LA ORACIÓN DEL ACTO DE AMOR

LA ORACIÓN DEL ACTO DE AMOR:

LA ORACIÓN DEL ACTO DE AMOR:

  “¡DIOS MIO, TE AMO!
TEN PIEDAD DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO!”

(Esta oración ha obtenido el imprimatur del
Obispo ANGELO MASCHERONI el 28/10/2005)

Oh, Dios, Tú amas al hijo extraviado
y acoges en Tus divinos brazos
a quien se convierte y vuelve a Ti.
Confiadamente Te imploro:
recibe este Acto de Amor y de abandono
a Tu divina Misericordia y haz que sea
provechoso para la Iglesia y para el mundo.

AMEMOS A DIOS Y PIDAMOSLE QUE TENGA “PIEDAD” DE TODA LA HUMANIDAD

Esta oración, aunque breve, es una oración de reparación, precisamente porque es un Acto de Amor, y nosotros, los hombres y mujeres de hoy, la necesitamos urgentemente. Esta oración también puede convertirse en tu sencilla oración por la Iglesia y por el bien del mundo.

Pero, ¿qué es un Acto de Amor?. ¿Hacia adónde nos lleva y qué nos hace alcanzar? Es como un Árbol de la vida: aumenta el amor en la persona que lo reza y nos une a Jesús que es la redención para cada uno de nosotros. Las palabras del Acto de Amor son escasas, pero su contenido es muy profundo, y esta invocación toca los “puntos clave” de la Revelación Divina en Cristo Jesús: El amor de Dios que pide ser correspondido y la súplica que tenga misericordia de todos, en estrecha solidaridad con las innumerables necesidades del mundo.
Repetir Actos de Amor equivale a “cantar a Dios un cantar nuevo” (Jdt. 16, 13), para que derrame sobre todo el mundo el bálsamo del perdón y de la misericordia.

Este “Grito de amor” nos ayuda a desarrollar en la Iglesia la intercesión para todos los hombres: nos convierte en nuevos puntos de apoyo reparadores de amor por el mundo y nos lleva a vigilar y a orar por el destino de toda la humanidad.
Logramos decir: ¡Dios mío, te amo!, sólo si nos dejamos guiar por la conciencia de que “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Rm. 5, 5).
La petición de perdón se basa, tanto en la verdad de la Divina Misericordia, como en la visión realista de lo que somos y de lo que vemos a nuestro alrededor. Esta oración nos hará partícipes de la vida de los hermanos así que, con Cristo y en Cristo, podemos hacernos cargo del sufrimiento de los hombres y compartir las lágrimas, el pecado, la pérdida del camino, y ofrecerlo como un sacrificio para conseguir la Misericordia del Padre.

A través de la oración “¡Dios mío te amo!, ten piedad de nosotros y del mundo entero”, llegamos rápidamente al corazón de toda la historia humana y de los acontecimientos de nuestras vidas. “Dios es amor” (Jn. 4,8), y “ha hecho todo con sabiduría y amor” (oración Eucarística IV); nuestra existencia personal ha sido querida por Su Amor y todo lo que podemos disfrutar del universo proviene de Su Amor.
Y nosotros, con este “Grito de amor”, que trataremos de hacer cada vez más ardiente y convencido, aceptamos estos tesoros y respondemos con lo mejor que se nos ha dado: la capacidad de amar.
De esta manera nuestra vida, aunque escondida y quizás aparentemente insignificante, logra su finalidad y se convierte en un beneficio, más allá de lo que pueda parecer…

Sería maravilloso, si en el vértigo de nuestros días pudiéramos “bogar mar adentro” y elevar a Dios
(Lc. 5, 4), Actos de Amor para el mundo porque cada Acto de Amor que pide a Dios “piedad” para la humanidad, es una verdadera resurrección para nosotros y para muchos más.
Si elevamos a Dios este “Grito de amor”, con la compasión que Jesucristo tuvo por sus hermanos, El podrá revestirnos con los méritos de Jesús y hacernos capaces de apelar a su Misericordia, la única que puede transformar a sus hijos. Esta oración es muy breve, pero es inmensa como el mundo e intensa como la de un corazón humilde y enamorado de Dios.

La meditación sobre nuestros defectos y nuestras infidelidades no debe impedirnos expresar nuestro Acto de Amor a Dios… Al contrario, el recuerdo de nuestras miserias debe impulsarnos a hacerlo, ya que “a quien mucho ama mucho se le perdona”. (Lc. 7, 47).
La repetición frecuente de este Acto de Amor puede aportar un contenido valioso a los momentos aburridos, pesados: como la espera de los medios de transporte o en las ventanillas de atención al público, las colas para conseguir una respuesta…

A veces, las presiones de las ocupaciones de cada día parecen aplastarnos, pero si en el vértigo de nuestros compromisos podemos orar con el Acto de Amor que pide “misericordia” para todos, no quedaremos abrumados por la maraña de las cosas sino que seremos capaces de llevar al mundo fuentes de luz. A través de este pequeño y humilde “Grito de amor”, recurrimos a la energía central de nuestra vida: Dios y la humanidad entregada a su Amor Misericordioso. El Señor está esperando esta oración y abraza al alma que reza de este modo y nosotros, con la ayuda de María, trataremos de repetirla cada día.

Santa Teresa Benedetta de la Cruz (Edith Stein), mártir en el campo de concentración de Auschwitz el 9 de agosto de 1942, había abrazado, como programa de vida, “estar delante de Dios en favor de toda la humanidad”. Es la misma actitud que asumen aquellos que entregan su alma en el Acto de Amor para pedir a Dios misericordia para el mundo.

Muchos discuten y analizan el destino del mundo y muchos otros trabajan en la línea de la destrucción y del mal, pero aquellos que ruegan asiduamente con el Acto de Amor en favor de todos los hijos de Dios, se colocan en una posición realmente eficaz: trabajan inmediatamente para el bien de la humanidad, trabajan directamente contra el mal que, aparentemente, parece ganar. Los que hacen suya esta oración y la recitan con convencimiento se ubican – ante la arrogancia de los que ignoran a Dios y tienden a aplastar a sus hermanos-, en la posición de David contra Goliat, con la seguridad que proviene de la confianza “en el nombre del Señor”. (1Sam. 17, 45).

Amar pidiendo “misericordia” es la “buena noticia” para esta época tormentosa, que nos trae la frescura del amor que renueva, purifica y pide reparación para nosotros y para todos los hijos de Dios. El Acto de Amor es prenda de resurrección, porque el amor purifica y cubre una multitud de pecados. ( Pe. 4, 8).
Es el grito del pueblo de Dios… “Es el grito de los profetas y de los amigos de Dios” que piden “piedad” para toda la familia humana. Es la oración del tercer milenio….. la oración proclamada sobre el mundo y para el mundo, cuyas vibraciones asumen en Cristo (Jn. 17), una resonancia de oblación y reparación. Hoy, en nuestra vida, la reparación debería ser el canto de amor más sincero, más sentido, porque lo necesitamos urgentemente.

El Acto de Amor es un tesoro que podemos llevar dentro de nosotros y que puede plasmar todos nuestros días, un tesoro que no debe ser escondido como hizo el siervo que recibió un solo talento (Mt. 25, 14-30 y Lc. 19, 11-27). En toda circunstancia en la que podamos, el Acto de Amor que pide “misericordia” a Dios para el mundo, debe ser anunciado a los demás como un bien precioso que ya muchos hombres han experimentado. Que María, que “custodiaba en su corazón” las palabras y los acontecimientos de la salvación, (Lc. 2, 19 y 51), nos ayude a ser asíduos en la práctica y la difusión del Acto de Amor.

N B: A través de la difusión de esta oración está naciendo un movimiento de Almas Reparadoras.Todos podemos participar de este movimiento si lo deseamos. El Señor lo desea mucho y el tiempo que estamos viviendo nos indica la urgencia.

Quien desee unirse puede ponerse en contacto
con esta dirección:

Suor Lina Iannuzzi

E-mail:   preghiamoperilmondo@yahoo.it   suorlina@preghiamoperilmondo.org

Sitio Web: www.preghiamoperilmondo.org

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